Hoy soñé contigo. Soñé que te ibas. Y lloré en sueños.
Eras una carta, escrita con tinta azul en un papel color hueso, doblada en tres bandas. Me decías que te ibas, que tenías que irte. Y lloré al lerte.
Te posaste sobre mi corazón una vez. Yo ansié que no te movieras de ahí.
No tengo derecho. Ya lo sé. O quizá sí.
Te quiero. No importa lo demás.