viernes, 4 de julio de 2008

LA MALDITA

La llamaban la maldita, porque se había entregado a la mala vida.

Desde que se la recordaba, siempre había estado en los peores antros, se había puesto de las drogas más fuertes y había dado los espectáculos más escandalosos.

Un día la encontraban semidesnuda, abrazada a un individuo peludo, feísimo, que la poseía con violencia.

Otro día se la podía ver, ebria, drogada, totalmente enajenada, semitumbada en una escalinata con un hilo de vómito saliendo de sus labios.

Alguna incluso afirmaba que una vez le sobó una teta...

La miraban mal, y hablaban de ella en tono condescendiente. Algunas. Porque otras simplemente la motejaban de degenerada, lesbiana, puta, zoófila y con otros epítetos siempre igual de hirientes.

Pero ella siempre despertaba el día siguiente, tardísimo, y no recordaba nada...

Y la maldita se paseaba durante el día, esbelta, orgullosa, bellísima, con una luz en sus ojos que todas envidiaban...