martes, 28 de octubre de 2008

¡¡TE ESTA FOLLANDO UN JUDIO!!

Yo hacía de botones, el único del hotel. Tenía bastante trajín. Invariablemente, el último peldaño antes de terminar el servicio nocturno consistía en llevar hielo a la habitación de alguna de lase señoras alojadas... alguien que no había encontrado un idilio a orillas de Lake George y estaba dispuesta a encontrarlo con un botones, a puerta cerrada.

A medida que culminaba la temporada, la propietaria fue interesándose más por mí. Yo había tratado de mantener las distancias. La noche anterior al cierre del hotel, mi patrona fue más atenta que nunca. Sugirió que tomáramos una copa de despedida en su habitación. Mientras subía las escaleras tuve plena conciencia del final de temporada que ella había planificado. Habló de mi vuelta el verano siguiente. Pensé en todas las cosas que le había oído decir: "Hitler tiene razón, hay que destruir a los judíos", "Jamás un judío pisará este hotel". después de unos tragos, terminamos en la cama. Es extraño lo afrodisíaco que puede ser el odio. Mi aborrecimiento se convirtió en una tremenda erección y empujé mi pene en su interior. Ella estaba húmeda y preparada para recibirme, sumamente apasionada en sus gemidos y quejidos. Me cercioré de que a pesar de tantos sonidos me oyera con toda claridad cuando le dije al oído:

- En tu interior hay una picha judía circuncidada. ¿Piensas que te contaminarás? ¿Que morirás contagiada? Soy judío. ¡Te está follando un judío! -eyaculé. Ella no pronunció palabra; respirada pesadamente y seguía tumbada cuando salí de la habitación.


KIRK DOUGLAS, El Hijo del Trapero - Autobiografía. Barcelona, Ediciones B, 1988. Pág. 40.