jueves, 30 de octubre de 2008

CÓMO PIENSA EL ACTOR

De vez en cuando, durante el segundo curso, en alguna obra, hasta yo mismo comprendía que en un momento dado había acertado en el blanco, algo con lo que rara vez tropieza un actor. Es como si tuvieras dos cerebros, dos personalidades diferentes, en la que una observa a la otra. La que interpreta el papel está totalmente inmersa en el personaje, con todos sus sentimientos, mientras que la otra observa y la guía. De manera peculiar, me recordó el día en que me quitaron las amígdalas y en mi pesadilla era dos chicos, uno de los cuales miraba al pequeño Issur escondido tras el cubo de basura.


KIRK DOUGLAS, El Hijo del Trapero - Autobiografía. Barcelona, Ediciones B, 1988. Pág. 70.