lunes, 27 de octubre de 2008

KIRK... ES JUDIO

Me he casado dos veces, ambas con una shiksa, una no judía. Criamos a los hijos de manera que escogieran su propia religión. Pero una vez por año, en Yom Kippur, el día de la expiaión, vuelvo a los inicios de mi educación. Es el gran día. Entonces se escribe -y determina- en el Gran Libro quién vivirá y quién morirá, quién por el fuego y quién por el agua. Quizá no vaya a la sinagoga tanto como debería hacerlo un buen judío, pero ese día sé, en lo más profundo de mi ser, que estoy vinculado a quienes escaparon de la esclavitud en Egipto, y que los que hoy intentan transformar Israel en una tierra de leche y miel, son mis hermanos. Oigo el lamento de "Kol Nidre", incluso cuando voy montado a caballo al lado de Burt Lancaster, y oigo soplar el shofar en medio de una escena amorosa con Faye Dunaway. Y ayuno. Sí, soy judío. Y esa sensación perdura el resto del año, hasta el siguiente Yom Kippur.


KIRK DOUGLAS, El Hijo del Trapero - Autobiografía. Barcelona, Ediciones B, 1988. Pág. 37.