"¡Qué manía tiene este tío de abrir blog tras blog!", dirá alguien. Y es verdad. No tengo tiempo ni para hacer pis, pero abro blogs como quien abre melones. Veréis: éste era necesario.
Hay cierta clase de cosas que quizá no tengo otro modo de decir, pero que desentonan bastante en Miradas y Destellos, que es un blog poco serio, normalmente "whimsical" y excepcionalmente sublimoide.
Sin embargo, parte de mi perol tiene siempre hirviendo ciertas ideas que, siento decirlo, están hartas de hacinarse en el oscuro fondo de mi caletre, sin aire para respirar, oliéndose los sobacos mutuamente. Quieren "fresh air", quieren libertad de movimiento, y realizarse como tales ideas, proyectos de acción, comunicacional en este caso.
Y por eso se me ocurrió abrir Un Mundo Continuo hace algún tiempo, para dar salida a mis pensamientos, y a mis lecturas relacionadas con pensamiento, filosofía, sociología, economía (AGGGGGGGGGGLACRIIIIIIIIIIIISISSSSSSSSSSS), derecho y todas esas materias tan aburridotas que nos obligan a estudiar en las facultades para convertirnos en hombres y mujeres de provecho.
Yo no sé ya si es que me han sacado todo el provecho de que disponía, o es que siempre estuve escaso, porque noto que las ideas que sobre estos temas quedan en mi pesquis son todas difícilmente aprovechables, disolventes, subversivas y poco presentables en general. Así que queda prevenido el que se dé un garbeo por este blog: excepto las citas de clásicos de las diversas disciplinas sobre las que se me antoje hablar, el contenido de mi blog "Un Mundo Continuo" será no apto para cerebros de pitiminí ni para psicologías de cogérsela con papel de fumar.
He dicho.