lunes, 8 de diciembre de 2008

"PARADERO DESCONOCIDO", DE KRESSMAN TAYLOR


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KATHRINE KRESSMAN TAYLOR


Deutsch-Völkische Bank und
Handelsgesellschaft,
München

18 de agosto de 1933

Señor Max Einsenstein
Schulse-Eisenstein Galleries
San Francisco, California, EE.UU.


Querido Max:

Recibí tu carta. La respuesta es "no". Eres un sentimentalista. No sabes que no todos los hombres están hechos a tu medida. Les pones una bonita etiqueta como "liberal" y esperas que actúen de determinada manera. Pero estás equivocado. ¿De modo que soy un americano liberal? ¡No! Soy un patriota alemán.

Liberal es el hombre que no cree en la necesidad de hacer nada. Tiene mucha labia para hablar de derechos humanos, pero eso es todo. Le gusta hacer alharaca sobre la libertad de expresión ¿y qué es la libertad de expresión? Es sólo la oportunidad de cruzarse de brazos en la retaguardia y decir que está mal todo cuanto hacen los hombres de acción. ¿Qué puede haber más fútil que un liberal? Los conozco bien porque he sido uno de ellos. El liberal condena a los gobiernos pasivos porque no cambian nada. Pero basta que surja un hombre poderoso, basta que un hombre de acción empiece a cambiar las cosas ¿y dónde está tu liberal? En contra. Para el liberal cualquier cambio es el equivocado.

Dice tener "amplitud de miras" y sólo está muerto de miedo ante el peligro de tener que hacer algo. Le gustan las palabras y los preceptos altisonantes, pero el liberal no le sirve de nada a los hombres que han hecho del mundo lo que es. Esos son los únicos hombres que cuentan, los emprendedores. Y aquí, en Alemania, ha surgido un hombre emprendedor. Un hombre vital está cambiando las cosas. El curso de la vida de un pueblo entero cambia en un minuto porque ha llegado el hombre de acción. Y yo me uno a él. No me arrastra la corriente. He dejado atrás esa vida inútil, toda esa palabrería sin logro alguno. Pongo el hombro al grandioso y nuevo movimiento. Soy un hombre porque actúo. Antes era sólo una voz. No cuestiono los fines de nuestra acción. No hace falta. Sé que son justos porque son vitales. Los hombres no se ven arrastrados a la iniquidad con tanta alegría y afán.

Dices que perseguimos a hombres de pensamiento liberal, que destruimos bibliotecas. Debes despertar de tu desfasado sentimentalismo. ¿Debe el cirujano perdonar el cáncer porque para extirparlo está obligado a cortar? Somos crueles. Claro que somos crueles. Todo alumbramiento es atroz, así es este alumbramiento nuestro. Pero nos regocija. Alemania levanta bien alta la cabeza entre las naciones del mundo. Sigue a su Glorioso Líder hasta el triunfo. ¿Qué puedes saber tú de esto, que no haces más que quedarte sentado y soñar? No has conocido a Hitler. Es una espada en alto. Es una luz blanca, pero ardiente como el sol del nuevo día.

Debo insistir en que no me escribas más. Ya no tenemos nada en común. Debemos aceptarlo los dos.



MARTIN SCHULSE