martes, 23 de septiembre de 2008

LA PROSA BRILLANTE DE JOHN FANTE


JOHN FANTE


¿Qué razón existirá para esforzarse, para desesperarse tratando de descubrir escritores brillantes? ¿No tenemos ya bastante con la cordillera de clásicos, cimas de la literatura, que son el último destello de la siempre decadente - y que siga decayendo otros veinte siglos, por favor - civilización occidental?

De verdad: la pregunta es en serio. Si ya tenemos a Cervantes y a Lope, a Shakespeare y a Milton, a Moliére y a Goethe, a Balzac y a Stendhal, a Turguéniev, Tolstoi, Dostoyevski y Chéjov, a Dickens y a Galdós, a Scott Fitzgerald y a Hemingway, a... pero ¡diablos! ¿es que la lista no se acaba?, pues la acabo yo.... Si tenemos a todos estos genios en la mochila, ¿por qué es necesario seguir buscando?

Pues, por la razón que sea, algunos lo hacemos. Quizá para tomarle el pulso a nuestra decadentísima cultura occidental y comprobar que aún late. Quizá para no desesperarnos pensando que se acabó el ingenio, el talento, y sólo quedan los planes de pensiones o la presupuestación por objetivos. Quizá porque necesitamos que las voces de hoy nos repitan con palabras de hoy las viejas eternas verdades de la vida...


JOHN FANTE
Por la razón que sea, yo me encontré con Fante esta semana. Y el resultado es esto:

Me detuve en el puente blanco que cruzaba el canal hasta el flanco izquierdo de Industrias Pesqueras Pacific Coast, en la parte de Wilmington. Un petrolero descargaba en los muelles de la gasolina. Más allá, los pescadores nipones reparaban sus redes en la orilla y había tantos que abarcaban varias manzanas de casas. En el muelle hawaiano los estibadores cargaban un barco rumbo a Honolulú. Trabajaban con el torso desnudo. Eran ideales para escribir sobre ellos. Apoyé en el pretil el cuaderno recién comprado, humedecí el lápiz con la lengua y me puse a escribir un tratado sobre el estibador: "Interpretación psicológica del estibador de hoy y de ayer, por arturo Gabriel Bandini".

Resultó ser un tema difícil. Lo intenté cuatro o cinco veces y desistí. De todas formas, el tema exigía años de investigación; no había ninguna necesidad de escribir nada todavía. Lo primero que había que hacer era reunir todos los datos. Tardaría dos años, tres, incluso cuatro; de hecho, era el trabajo de toda una vida, un opus mágnum. Era demasiado difícil. Lo dejé. Supuse que la filosofía sería más fácil.


JOHN FANTE


"Disertación moral y filosófica sobre el hombre y la mujer, por Arturo Gabriel Bandini". El mal es para los débiles, entonces ¿por qué ser débil? Es mejor ser fuerte que ser débil, pues ser débil es carecer de fuerza. Sed fuertes, hermanos míos, pues en verdad os digo que si no sois fuertes, las fuerzas del mal prevalecerán sobre vosotros. Toda fuerza es una forma de poder. Toda falta de fuerza es una forma de mal. Todo mal es una forma de debilidad. Sed fuertes para no ser débiles. Evitad la debilidad y seréis fuertes. La debilidad devora el corazón de la mujer. La fuerza alimenta el corazón del hombre. ¿Deseáis convertiros en hembras? Sí. Pues sed débiles. ¿Deseáis convertiros en hombres? Sí, sí. Pues sed fuertes. ¡Abajo el Mal! ¡Viva la Fuerza! ¡Oh, Zaratustra, dota a tus mujeres de debilidad en abundancia! ¡Oh, Zaratustra, dota a tus hombres de fuerza en abundancia! ¡Abajo la mujer! ¡Heil, Hombre!

Pero me cansé de toda a aquella historia. Pensé que quizás no era escritor, sino pintor. Quizás mi genio estaba en el arte. Pasé una página del cuaderno y me imaginé haciendo un bosquejo, para practicar, pero no veía nada que valiera la pena dibujar, sólo barcos, estibadores y muelles, y no me interesaban. Dibujé soldaditos, caras, triángulos y cuadrados. Entonces se me ocurrió que yo no era ni pintor ni escritor, sino arquitecto, porque mi padre había sido carpintero y es posible que el ramo de la construcción estuviera más en consonancia con mi herencia. Dibujé unas cuantas casas. Eran muy parecidas, casas cuadradas con una chimenea de la que salía humo. Dejé a un lado el cuaderno.


El caso es que sabemos de Fante gracias a Bukowski. Aquí os dejo el enlace al fancine La casa de los Malfenti, que en 2001 le dedicó un jugoso artículo, a Fante y a Bukowski. Al padre del realismo sucio, y a su padre.