sábado, 12 de diciembre de 2009

Un hombre llamado Sam Spade

Sam Spade es Estados Unidos. Quizá el mejor Estados Unidos que ha habido jamás. Yo creo que Estados Unidos llegó a su apogeo en el primer tercio del siglo XX, cuando la gran emigración europea estaba aún fresca, los nuevos territorios eran aún casi nuevos, y el país entero estaba en construcción. Creo que el ideal de la nueva Atenas, la repristinación de la civilización europea, sin sus vicios, que estuvo en el origen de la unión de las trece colonias, y que fue manifestándose de múltiples maneras a medida que la primitiva Unión crecía territorialmente, si hubo algún momento en que fue posible realizarlo, ese momento fue, precisamente, el primer tercio del siglo XX. Fue la inmensa potencia de un país riquísimo, fundado sobre bases no nuevas, pero sí renovadas y depuradas, lo que hizo posible que Estados Unidos pasara de un aislacionismo voluntario, y por otro lado necesario (sus gentes estaban absortas en el proceso de su constitución como nación) a la hegemonía mundial que todavía ostenta. Sin embargo, las guerras mundiales, la Primera, pero sobre todo la Segunda, lo cambiaron todo. El ideal primitivo dejó de ser posible en el momento mismo en que Roosevelt anunció el New Deal. O quizá en el momento en que Wilson anunció su doctrina sobre la guerra que pondría fin a todas las guerras. Algo cambió en el momento en que Estados Unidos abandonó su existencia tranquila y solitaria y se lanzó de cabeza al torbellino de la política internacional.

Sam Spade es un hombre que está viviendo el New Deal. Aún es un hombre inocente. No se dejen engañar por su cinismo y por la falicidad con la que se envuelve en historias sórdidas. Sam Spade es un idealista. Aún cree en esa cosa tan ingenua de que, combinando inteligencia, serenidad, ingenio, experiencia, y disposición a la acción, todo lo mejor es posible.

Sam Spade es detective. Se gana la vida "resolviendo problemas". ¿Hay algo más ingenuo? Cree en ello con tal vocación que, a menudo, se deja envolver en los líos que le han encargado aclarar. Es un hombre consciente de su debilidad, pero también de su fuerza. Por eso confía en sí mismo. ¿No hay pureza en esto?

Sam Spade es un hombre puro. Es un puro hombre de acción. Un hombre de acción no es el que irreflexivamente alza los puños ante cualquier amenaza, sino quien, ante ella, se pone a trabajar con todas las potencias de su ser aguzadas hasta el punto de ruptura. ¿Y no ha sido eso Estados Unidos durante este período de hegemonía, para muchos interminable?

Sam Spade no se cree bueno. De hecho, no lo es. Lo sabe, y no lo disimula. Quiere las mismas cosas que los demás. No está dominado por ningún impulso noble: no anhela el conocimiento, ni añora el bien, no se enfada porque el mundo esté dominado por la injusticia y la crueldad. Simplemente, lo acepta tal y como es, y juega con las cartas que le han tocado. Es capaz de matar, si es necesario. Pero no lo desea. Simplemente está dispuesto a todo.

¿Puede amar? Desde luego. Pero no se hace ilusiones respecto al amor. Conoce a las mujeres. Sabe de qué pasta están hechas. Y sabe que amar no es siempre lo mejor. He dicho que Spade es un ingenuo, no que sea un romántico.

Si yo quisiera escribir una novela negra, no podría elegir a un trasunto de Sam Spade como protagonista. Es demasiado americano para ser creíble como detective en España.

Me estoy acordando ahora de que lo más parecido que he visto a Sam Spade en el cine español es a Alfredo Landa en "el Crack". La escena inicial de la película, en la que ese pequeñajo con bigote que se está comiendo una cena en un restaurante de carretera que perfectamente podría ser la escena de una "road movie" reduce a dos atracadores (uno de ellos Cervino, el otro no recuerdo ahora qué actor era) casi sin despeinarse, con una combinación de ingenio y fuerza absolutamente insuperable, podría haberla protagonizado perfectamente un Bogart dirigido por John Huston.

Pero ¿alguien por aquí ha visto o por lo menos sabe lo que es "El Crack"?