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SCHULSE - EISENSTEIN GALLERIES
SAN FRANCISCO, CALIFORNIA, EE UU
12 de noviembre de 1932
Herrn Martin Schulse
Schloss Rantzenburg
Múncih, Alemania
Querido Martin:
¡De vuelta en Alemania! ¡Cómo te envidio! Aunque no la he visto desde que era un niño de escuela, escribir Unter den Linden todavía me conmueve... La amplitud de horizontes de la libertad intelectual, las discusiones, la música, el desenfado de la camaradería. Y ahora el viejo espíritu aristócrata, la arrogancia prusiana y el militarismo han desaparecido. Llegas a una Alemania democrática, a una tierra profundamente culta, donde la preciosa libertad política está en sus comienzos. Será una vida maravillosa. Tu nueva dirección no puede ser más sugestiva. me alegro de que la travesía haya sido tan agradable para Elsa y los pequeños.
En cuanto a mí, no puedo decir que esté tan feliz, La mañana del domingo me encuentra hecho un solterón sin objetivo alguno. Mi hogar de los domingos se ha trasladado a través de los anchos mares. ¡Aquel antiguo caserón en la colina... tu bienvenida diciéndome que el día no llegaba del todo hasta que estábamos otra vez juntos! Y nuestra querida y jovial Elsa, que salía radiante a recibirme, me cogía la mano, gritaba "¡Max, Max!" y me empujaba adentro para abrir mi Schnapps favorito. Y también la preciosidad de los chiquillos, sobre todo tu guapísimo pequeñín Heinrich. Será un hombre hecho y derecho antes de que vuelva a ponerle los ojos encima.
Y la comida... ¿Habrá esperanzas de que vuelva a comer como comía? Ahora voy a un restaurante y, por encima de mi desolado roast beef veo borbotear el gebackner Schinken en su salsa burgundesa, el Spätzle, ¡ah, el Spätzle y Spargel! No, nunca me resignaré a mi dieta norteamericana. Y los vinos, deslizados con tanto cuidado a tierra de los barcos alemanes, y las promesas que nos hacíamos, cuando los vasos rebosaban por cuarta, quinta y sexta vez.
Desde luego hiciste bien en irte. Nunca llegaste a convertirte en un norteamericano, a pesar de tus éxitos aquí. Y ahora que el negocio está tan bien consolidado, tenías que llevarte a tus fornidos críos alemanes para que se educaran en su país. Elsa ha echado de menos a su familia a lo largo de muchos años y a todos ellos también les gustará verte. El joven artista pobretón se ha convertido en el benefactor de la familia y eso significará para ti motivo de satisfacción.
El megocio sigue marchando bien. La señora Levine ha comprado el Picasso pequeño al precio que le habíamos pedido - me felicito por haberlo conseguido - y a la vieja señora Fleshman le hace tilín la horrenda Madonna. Nadie se molesta nunca en decirle que alguna de sus piezas sea mala porque todo lo que tiene es malo. Yo no tengo tu refinado tacto para venderle cualquier cosa a las viejas matronas judías. Puedo convencerlas de que están haciendo una excelente inversión pero, ante una obra de arte, sólo tú tenías ese refinado enfoque espiritual que las desarmaba. Además, probablemente, nunca se fían del todo de otro judío.
Ayer recibí carta de Griselle. Parece contentísima. Me dice que está a punto de conseguir que pueda sentirme orgulloso de mi hermanita. Es la actriz principal de una obra recién estrenada en Viena y las críticas han sido excelentes... Sus descorazonadoras experiencias en compañías de poca monta empiezan a dar fruto. Pobre muchacha, su vida no ha sido nada fácil, pero nunca se ha quejado. Tiene un espíritu refinado, es bonita y espero que, además tenga talento. Pregunta por ti, Martin, con mucho cariño. No guarda resentimientos porque los resentimientos se olvidan enseguida cuando se es tan joven como ella. En pocos años no quedará más que el recuerdo de la herida y, desde luego, ninguno de los dos sois culpables de nada. Esas cosas son como tormentas pasajeras. Por un momento te sientes calado hasta los huesos, herido por el rayo, indefenso. Pero luego sale el sol y, aunque nunca olvides del todo, sólo queda la ternura. El dolor ha desaparecido. debes tomarlo como lo he tomado yo. No le he dicho a Griselle que estás en Europa pero, si te parece bien, tal vez lo haga porque no hace amigos con facilidad y sé que le gustaría sentir que algunos no están lejos.
¡Ya hace catorce años que acabó la guerra! ¿Te has dado cuenta de la fecha? ¡Qué camino más largo hemos recorrido como personas desde aquella derrota! Una vez más, querido Martin, te abrazo con toda el alma y mando mis más cariñosos recuerdos para Elsa y los niños.
Tu siempre fiel,
Schloss Rantzenburg
Múncih, Alemania
Querido Martin:
¡De vuelta en Alemania! ¡Cómo te envidio! Aunque no la he visto desde que era un niño de escuela, escribir Unter den Linden todavía me conmueve... La amplitud de horizontes de la libertad intelectual, las discusiones, la música, el desenfado de la camaradería. Y ahora el viejo espíritu aristócrata, la arrogancia prusiana y el militarismo han desaparecido. Llegas a una Alemania democrática, a una tierra profundamente culta, donde la preciosa libertad política está en sus comienzos. Será una vida maravillosa. Tu nueva dirección no puede ser más sugestiva. me alegro de que la travesía haya sido tan agradable para Elsa y los pequeños.
En cuanto a mí, no puedo decir que esté tan feliz, La mañana del domingo me encuentra hecho un solterón sin objetivo alguno. Mi hogar de los domingos se ha trasladado a través de los anchos mares. ¡Aquel antiguo caserón en la colina... tu bienvenida diciéndome que el día no llegaba del todo hasta que estábamos otra vez juntos! Y nuestra querida y jovial Elsa, que salía radiante a recibirme, me cogía la mano, gritaba "¡Max, Max!" y me empujaba adentro para abrir mi Schnapps favorito. Y también la preciosidad de los chiquillos, sobre todo tu guapísimo pequeñín Heinrich. Será un hombre hecho y derecho antes de que vuelva a ponerle los ojos encima.
Y la comida... ¿Habrá esperanzas de que vuelva a comer como comía? Ahora voy a un restaurante y, por encima de mi desolado roast beef veo borbotear el gebackner Schinken en su salsa burgundesa, el Spätzle, ¡ah, el Spätzle y Spargel! No, nunca me resignaré a mi dieta norteamericana. Y los vinos, deslizados con tanto cuidado a tierra de los barcos alemanes, y las promesas que nos hacíamos, cuando los vasos rebosaban por cuarta, quinta y sexta vez.
Desde luego hiciste bien en irte. Nunca llegaste a convertirte en un norteamericano, a pesar de tus éxitos aquí. Y ahora que el negocio está tan bien consolidado, tenías que llevarte a tus fornidos críos alemanes para que se educaran en su país. Elsa ha echado de menos a su familia a lo largo de muchos años y a todos ellos también les gustará verte. El joven artista pobretón se ha convertido en el benefactor de la familia y eso significará para ti motivo de satisfacción.
El megocio sigue marchando bien. La señora Levine ha comprado el Picasso pequeño al precio que le habíamos pedido - me felicito por haberlo conseguido - y a la vieja señora Fleshman le hace tilín la horrenda Madonna. Nadie se molesta nunca en decirle que alguna de sus piezas sea mala porque todo lo que tiene es malo. Yo no tengo tu refinado tacto para venderle cualquier cosa a las viejas matronas judías. Puedo convencerlas de que están haciendo una excelente inversión pero, ante una obra de arte, sólo tú tenías ese refinado enfoque espiritual que las desarmaba. Además, probablemente, nunca se fían del todo de otro judío.
Ayer recibí carta de Griselle. Parece contentísima. Me dice que está a punto de conseguir que pueda sentirme orgulloso de mi hermanita. Es la actriz principal de una obra recién estrenada en Viena y las críticas han sido excelentes... Sus descorazonadoras experiencias en compañías de poca monta empiezan a dar fruto. Pobre muchacha, su vida no ha sido nada fácil, pero nunca se ha quejado. Tiene un espíritu refinado, es bonita y espero que, además tenga talento. Pregunta por ti, Martin, con mucho cariño. No guarda resentimientos porque los resentimientos se olvidan enseguida cuando se es tan joven como ella. En pocos años no quedará más que el recuerdo de la herida y, desde luego, ninguno de los dos sois culpables de nada. Esas cosas son como tormentas pasajeras. Por un momento te sientes calado hasta los huesos, herido por el rayo, indefenso. Pero luego sale el sol y, aunque nunca olvides del todo, sólo queda la ternura. El dolor ha desaparecido. debes tomarlo como lo he tomado yo. No le he dicho a Griselle que estás en Europa pero, si te parece bien, tal vez lo haga porque no hace amigos con facilidad y sé que le gustaría sentir que algunos no están lejos.
¡Ya hace catorce años que acabó la guerra! ¿Te has dado cuenta de la fecha? ¡Qué camino más largo hemos recorrido como personas desde aquella derrota! Una vez más, querido Martin, te abrazo con toda el alma y mando mis más cariñosos recuerdos para Elsa y los niños.
Tu siempre fiel,
MAX