viernes, 10 de septiembre de 2010

EL FIN DE LA BELLEZA

Nada nos retiene aquí. No hay dicha, ni esperanza alguna de alcanzarla. Tan sólo opulencia y mezquindad, egoísmo sin límites y desolación moral. Peor aún: han destruido la belleza. La hicieron desaparecer, primero en el arte, ahora en la vida. La total ausencia de belleza es la más pura expresión de la maldad absoluta, de la vaciedad moral e intelectual que domina en nuestro tiempo. Sin belleza el hombre se agosta, se seca en su mismo núcleo y muere, aún en vida. Nos morimos asfixiados. No nos queda aire ni para exclamar, ni para pedir ayuda, socorro. Huyamos, pues.

¿O tal vez debamos luchar?