tag:blogger.com,1999:blog-26653119034375713332024-02-02T01:42:03.601-08:00MIRADAS Y DESTELLOSFESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comBlogger202125tag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-49449919324041029962011-09-08T01:42:00.001-07:002021-06-21T11:39:55.976-07:00Propuesta<div style="text-align: justify;">
<span face="Verdana,sans-serif">Supongamos que ponemos demasiado empeño en creer que lo que hacemos es importante. Supongamos, en efecto, que creemos que sin nosotros, sin las emanaciones de nuestro intelecto, sin</span> <span face="Verdana,sans-serif">los evanescentes productos de nuestra pesquis, el mundo, simplemente, no se puede pasar.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Verdana,sans-serif">Supongamos que tenemos una visión bibliocentrista del mundo. Supongamos que creemos que el libro es un <i>tótem,</i> un objeto sagrado, la fuente trascendental de todo bien y de toda edificación espiritual del Hombre.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Verdana,sans-serif"> </span></div>
<div style="text-align: justify;"><span face="Verdana,sans-serif"><br /></span></div><div style="text-align: justify;">
<span face="Verdana,sans-serif">Imaginemos que creemos que nuestros deseos coinciden milimétricamente con la realidad.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span face="Verdana,sans-serif">Y, ahora, echemos un vistazo al mundo tal y como es. </span></div>
FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-68059048213784853722011-09-06T14:20:00.000-07:002011-09-06T14:25:48.968-07:00ANTES, AHORA, DESPUES<span style="font-size:100%;"><span style="font-family: verdana;">Tal vez la vuelta del verano haya convertido la vida en este espacio oscuro, lóbrego. Tal vez sean mis ojos los culpables.<br />No hay más determinaciones. Ni más excusas.<br />Quiero seguir, y voy a hacerlo. Sin embargo, nadie puede reprocharme que no lo haga, o que no lo haya hecho antes.<br />Todo es (inútil). Todo es. Yo también soy.<br />Hasta luego.<br /></span></span>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-80651058690492918032010-09-19T03:37:00.000-07:002010-09-19T03:40:14.331-07:00UN AMOR COMO TANTOS OTROS<!--[if gte mso 9]><xml> <w:worddocument> <w:view>Normal</w:View> <w:zoom>0</w:Zoom> <w:hyphenationzone>21</w:HyphenationZone> <w:compatibility> <w:breakwrappedtables/> <w:snaptogridincell/> <w:wraptextwithpunct/> <w:useasianbreakrules/> </w:Compatibility> <w:browserlevel>MicrosoftInternetExplorer4</w:BrowserLevel> </w:WordDocument> </xml><![endif]--><!--[if gte mso 10]> <style> /* Style Definitions */ table.MsoNormalTable {mso-style-name:"Tabla normal"; mso-tstyle-rowband-size:0; mso-tstyle-colband-size:0; mso-style-noshow:yes; mso-style-parent:""; mso-padding-alt:0cm 5.4pt 0cm 5.4pt; mso-para-margin:0cm; mso-para-margin-bottom:.0001pt; mso-pagination:widow-orphan; font-size:10.0pt; font-family:"Times New Roman";} </style> <![endif]--> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>A mis ojos no era más que un chiquillo asustado. Ahí afuera, en ese mundo que él decía conocer tan bien, podía ser un gran tipo, un hombre de verdad. Pero una mujer sabe lo que eso significa.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Le conocí en una fiesta. Me llamó la atención enseguida. Era guapo, y callado. Parecía ser dueño de un secreto importante. ¡Cómo miraba, entonces!</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Peleé por él. Y vencí. Mi victoria consistió en mi rendición. El sentía que debía protegerme. Pero yo no necesitaba eso. Tan sólo quería su amor.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Había un pasado. Siempre lo hay. Decidimos suprimirlo, vivir como si no existiera. Sé que no fue un error. Y aún así lo fue.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Era fuerte y débil, como un hombre. Eso era. Un hombre. Nada más. Bueno, algo más: era mi hombre.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Nos amamos, por un tiempo. Luego vinieron el egoísmo y la molicie, el aburrimiento y el desamor. Yo me alejé. Huí. El no tenía nada más y me esperó, por un tiempo. Luego dejó de hacerlo. Yo no se lo reproché.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Pasaron algunos años. No muchos, de todos modos. El estuvo viviendo con ésta, con aquella otra. Nunca duraban lo suficiente. Yo tampoco se lo reproché. Al fin y al cabo, era libre. Yo lo liberé de mi amor, y el quiso usar esa libertad. Yo también quise, pero no supe, o no pude.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Tiempo después volvimos a encontrarnos, en una fiesta. El seguía igual de callado, su mirada, igual de intensa. Una rubia imponente lo acompañaba. Hizo todo lo posible por mostrar a todo el mundo la correa con la que lo ataba. Yo me reí, porque lo sabía libre.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Esa noche nos amamos una vez más. Sin rencores. Sin esperanzas ni buenos propósitos. Nos amamos porque así lo quisimos, y luego nos dijimos adiós, hasta la vista. El no me esperaría, ni yo a él.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>A partir de entonces fue más mío que nunca. Yo seguía su brillante carrera en los periódicos. Comenzó a ascender hasta convertirse en un astro, esplendente y magnífico. Todo me lo debía a mí. Yo jamás le pedí cuentas. El nunca quiso rendírmelas.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Vivió lo mejor de la vida en un corto período. El tiempo de la felicidad siempre es corto. Luego, el pasado se interpuso. Lo habíamos suprimido, él y yo juntos, por un tiempo. No para siempre.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Fue detenido. Lo perdió todo. No importa si fue justo. Probablemente no lo fue. El quería terminar con todo. Había ascendido mucho y esperaba ya el terrible momento de la caída. Cuando llegó, sintió alivio. Fuerte y débil, como un hombre.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Yo lo abandoné todo y le seguí. Entonces él me dio la libertad. Pude elegir. Elegí quedarme con él. El no lo comprendió. No me importó. Quizá debió importarme.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Intentó quitarse la vida en la cárcel. Hizo huelga de hambre. Se metió en todas las peleas. Participó en todos los chanchullos. Corrompió a quien hizo falta. Salió por la tele. Volvió a brillar, ahora con un brillo oscuro. Yo me mantuve a su lado. Al hacerlo, fui cambiando. Me hice vieja, y fea, y gorda. No me importaba. Tenía nuestro amor. El siguió lo mismo. Comenzó incluso a cuidarse. Cuando le visitaba, parecía diez años mayor que él. El me pasaba en cinco.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Salió libre. No quise saber más de lo imprescindible. No tan sólo el pasado, ahora también el presente debía ser suprimido. Todo lo que no fuera él, su silencio y su intenso mirar, carecía de significado para mí. Yo fui libre de amarle o no amarle. Elegí amarle.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Las rubias despampanantes tienen pocas virtudes reseñables. Salvo una: siempre hay alguna disponible. El encontró la suya, pronto. A mí no me importó. Cuando se ama, no se tiene en cuenta ciertas pequeñeces. A él, sí. Primero fue el arrepentimiento por su inconstancia. Amargas lágrimas, que yo no necesitaba. Quiso primero, exigió después mi perdón. Yo no se lo otorgué. Ya dije que no me importaba.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Luego llegó la hora de la altanería. No entendió que no estuviese enojada, ni dolida. No pudo soportar mi compasión. Quiso ser conmigo lo que nunca había sido. Ningún hombre lo consigue del todo. El, menos que ningún otro.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>A la rubia despampanante siguió otra, y luego otra, y otra. Me resultaba curiosa esta fijación suya con las rubias. Un día, apareció una mujer de pelo castaño. Mi curiosidad cambió de matiz.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>Mi casa. Mis flores. Mis amigos. Y él. Eso era todo mi mundo. De todo aquello, él era siempre la novedad. Un nuevo negocio. Un nuevo cargo. Una amante nueva. El traía el frescor y la aventura a mi monotonía. Yo le amaba por eso. También, porque seguía siendo tan guapo, y tan callado, y su mirada tan intensa.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>La mujer de pelo castaño no era como las anteriores. No era rubia. Ni despampanante. Ni tan joven. Su mirada era inteligente. Decidida. Su vida no era puramente sexual. Leía. Sabía cosas. Sobre todo, quería cosas. Tenía objetivos. Metas. No le había conquistado para nada. Le daría lo que ninguna antes le había dado. A cambio, obtendría de él lo que ninguna antes había tenido.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>El divorcio fue rápido. Indoloro. Yo sólo quería la casa. No necesitaba dinero. Me defendí siempre bien en ese aspecto. El esperó de nuevo el reproche. Yo no tenía nada que reprocharle. Siempre le amé tal y como era. Nunca me había engañado sobre ese particular.</span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="font-family: Verdana;"><span style=""> </span>No quedé sola. Siempre tuve mi propia vida. Mi casa. Mis flores. Mis amigos. Tan sólo él faltaba. Con él, el frescor, la novedad, la aventura. Esas emociones, tan queridas, desaparecieron de mi alma para siempre.</span></p><span style="font-family: Verdana;"></span><span style="font-family: Verdana;"></span> <p class="MsoNormal" style="text-align: right;" align="right"><b style=""><span style="font-size: 14pt; font-family: Verdana;">F I N</span></b></p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-54327493226183056502010-09-10T11:44:00.000-07:002010-09-10T12:51:19.833-07:00EL FIN DE LA BELLEZA<div style="text-align: justify;">Nada nos retiene aquí. No hay dicha, ni esperanza alguna de alcanzarla. Tan sólo opulencia y mezquindad, egoísmo sin límites y desolación moral. Peor aún: han destruido la belleza. La hicieron desaparecer, primero en el arte, ahora en la vida. La total ausencia de belleza es la más pura expresión de la maldad absoluta, de la vaciedad moral e intelectual que domina en nuestro tiempo. Sin belleza el hombre se agosta, se seca en su mismo núcleo y muere, aún en vida. Nos morimos asfixiados. No nos queda aire ni para exclamar, ni para pedir ayuda, socorro. Huyamos, pues.<br /><br />¿O tal vez debamos luchar?<br /></div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-14379273655848096902010-09-08T13:53:00.000-07:002010-09-08T14:19:21.031-07:00ABANDONOS<div style="text-align: justify;">Supongo que me he ganado a pulso mis abandonos. Imagino todos mis defectos. Luego imagino que quienes me conocen se hartan de soportarlos, y se van. Así son los abandonos. Y así los abandonados. Gente que tiene una opinión demasiado elevada de sí misma. Aún así, los abandonos son dolorosos. Todas las pérdidas lo son. Los abandonos, más. Y más todavía cuando se trata de buena gente, o bien de gente con talento. No hay mucha gente con talento. Conocerla es un privilegio. Más que eso: es un mérito. Uno se gana los conocidos que tiene, con tesón y con inteligencia. Y los pierde por estupidez o por descuido. Pocos son los inteligentes y tesoneros. Pero todos podemos ser estúpidos y descuidados, si se dan las circunstancias apropiadas. Entonces es sumamente sencillo sufrir un abandono. No hay abandonos inmerecidos. Tan sólo hay cobardes que se van sin haber intentado perdonar la estupidez o el descuido del abandonado. Perdonar. Quizá sea el verbo más difícil de poner en práctica de todos. Perdonar requiere muchas y grandes cualidades. Requiere bondad, y fortaleza. No es nada fácil perdonar. Y es especialmente difícil cuando se trata de la estupidez. No hay nada más difícil de perdonar que la estupidez. La estupidez es ese defecto en que sólo pueden incurrir las personas inteligentes. Por eso resulta imperdonable.<br /></div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-24138764806446895242010-09-08T02:02:00.001-07:002010-09-08T03:00:00.891-07:00CALORES DE SEPTIEMBRE Y EL POLICIA CIEGO<div style="text-align: justify;">Esto es para quienes no conocen Canarias: el verdadero verano comienza aquí en septiembre. Ataca el sol despiadado y uno busca el aire acondicionado con ansia digna de habitante de la Baja California o del Madrid agosteño.<br /><br />Se hace difícil pensar, y no digamos ponerse con un ordenador a escribir debajo de un flexo. Se siente uno como pavo dentro del horno, pero no huele tan rico. Huele peor.<br /><br />Hay un personaje bullendo dentro de mi cabeza. Quiere nacer, o terminar de nacer. Quiere salir de un proyecto de novela abandonada, y comenzar a dar sus propios pasos por el mundo... por el mundo de mi cabeza.<br /><br />Se trata, cómo no, de un policía. Es, por supuesto, un policía existencialista, que se hace preguntas que la gente ha dejado de hacerse (¿de verdad la gente ha dejado de hacerse preguntas?). Preguntas tales como: ¿quiero vivir? ¿vivir así? ¿por qué la gente se muere? ¿es inevitable el mal? ¿cómo, cuándo y dónde se encuentra la verdad? ¿es que está de vacaciones? ¿permanentes? ¿Por qué hemos permitido que una panda de ladrones nos mande? ¿Hay solución? ¿Se vivirá mejor en una casita de campo con huerto y perro? ¿De qué?<br /><br />Mi policía ya no está interesado en el crimen. Ni en los culpables. Ni en la justicia. Mi policía está interesado en por qué los políticos se disfrazan de romeros y hacen como que peregrinan, cuando en realidad el Audi A - 8 les está esperando a la vuelta de la curva, allí donde los fotógrafos de la prensa no llegan, y el helicóptero oficial espera a nuestro político canario mochilero por antonomasia (PR) en la cumbre de su recorrido para devolverle al palacio de los ciento cincuenta cuartos de baño de superlujo y escobillas de water de las de a 50 euros la pieza (porque hay culos y culos, ya se sabe...). Mi policía se pregunta por el engaño como fuente de poder (una pregunta muy vieja en estos tiempos tan nuevos). A mi policía le gustan las mujeres, pero ha vivido lo suficiente como para saber que, aunque sería deseable vivir con una, se puede vivir sin ellas. Mi policía sabe muchas cosas, pero tiene la rara sensación de no saber nada, en realidad. Conforme se hace mayor sus dudas aumentan, sus certidumbres periclitan, y se le forma una como catarata intelectual que le despista, le hace inseguro y débil en un mundo de hombres y mujeres fuertes, seguros, aunque desorientados, como él, sólo que no lo saben.<br /><br />Ese es mi policía. Quizá pueda darle vida, hacerle hablar, y andar por las calles de mi ciudad, o de otra ciudad, o de un pueblo, uno cualquiera, o mejor no uno cualquiera, sino uno que tenga iglesia y famarcia y monte y ovejas y vacas y tractores y cuervos y águilas y un río. No puede haber pueblo sin río.<br /></div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-23172995153538932732010-06-15T11:27:00.000-07:002010-06-25T14:38:49.798-07:00¡QUE NO, HOMBRE! ¡QUE NO!<span style="font-family: verdana;">Buscar no es encontrar. Ver no es creer. Descubrir no es comprender. Razonar no es tener razón. Amar no es saber. Saber no es amar. Disfrutar no es ser feliz. Ser feliz no es lo más importante.<br /></span>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-3041848558568287112010-06-14T14:59:00.000-07:002010-06-14T15:00:08.234-07:00MAS SPARKLEHORSE<object width="640" height="385"><param name="movie" value="http://www.youtube.com/v/zUvuXXbMwq8&rel=0&color1=0xb1b1b1&color2=0xd0d0d0&hl=en_US&feature=player_embedded&fs=1"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowScriptAccess" value="always"></param><embed src="http://www.youtube.com/v/zUvuXXbMwq8&rel=0&color1=0xb1b1b1&color2=0xd0d0d0&hl=en_US&feature=player_embedded&fs=1" type="application/x-shockwave-flash" allowfullscreen="true" allowScriptAccess="always" width="640" height="385"></embed></object>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-34189768945419923222010-06-13T14:08:00.000-07:002010-06-13T14:25:42.358-07:00<div style="text-align: justify;"><span style="font-family:verdana;">Ser feliz consiste en no dar demasiada importancia a las cosas que suceden. Las cosas suceden constantemente, y no tienen por costumbre preguntarle a uno si quiere que sucedan, que le sucedan a él, precisamente. Así que lo mejor será dejar que sucedan y no esperar que sucedan unas con preferencia a las demás.<br /><br />Mientras tanto, os dejo un poco de la música de mi segunda banda favorita: Sparklehorse</span>.<br /></div><br /><br /><object width="480" height="360"><param name="movie" value="http://www.dailymotion.com/swf/video/xf8z8_sparklehorse-saint-mary_music"></param><param name="allowFullScreen" value="true"></param><param name="allowScriptAccess" value="always"></param><embed type="application/x-shockwave-flash" src="http://www.dailymotion.com/swf/video/xf8z8_sparklehorse-saint-mary_music" width="480" height="360" allowfullscreen="true" allowscriptaccess="always"></embed></object>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-79832957620275229512010-05-08T13:26:00.001-07:002010-05-08T13:26:31.502-07:00Virutas de jamón...Me gusta el jamón. Demasiado. Casi siempre abuso de él. Y, cuando se acaba, quedan en el fondo del envase unas virutitas la mar de ricas. Entonces paso el dedo por encima y las virutas quedan adheridas a él como si fuera un imán (de los magnéticos, no de los de Allah...) Esas virutas suelen ser lo más sabroso del jamón, como la cabeza lo es del pescado y la rabadilla del pollo (pero a mí me gustan más las alitas del pollo asado).<br /><br />No sé a qué viene esta reflexión tan profunda. Quizá tenga que ver con mi post inmediatamente anterior, que tanto éxito ha tenido de crítica y público. Hay algo de extraño en que ciertos resíduos sean tan apetecibles. Quizá sería bueno fijarse más en los residuos, no para eliminarlos, como preferiría el ecopuritanismo, sino para aprovecharlos. Cuando era niño, iba por la calle siempre mirando al suelo. Con instinto canino, olfateaba las aceras en busca de residuos interesantes. Siempre aparecía algo. Algunos de mis mejores y más queridos bolígrafos los he encontrado en la calle. Por no hablar de ciertos billetes de 100 pesetas que a veces aparecían desamparados ante mis ojos rapaces y mis manos prensiles, que por supuesto no perdían ocasión... De niño, llegué a tener una colección de chismes interesantes, hallados en las aceras: coches de juguete, monedas de a real, tan útiles para usarlas como tope para la cuerda del trompo, cromos de cosas que me gustaban... y hasta libros. No era, aunque lo pareciese, un conato de síndrome de Diógenes, sino más bien un sano interés por lo que los demás desprecian y arrojan a la calle, chismes valiosos para mí y sin valor para sus dueños.<br /><br />De mayor, sospecho que mi afición a los residuos se ha ido refinando. Ya no miro por las aceras, pero me intereso por cosas que han pasado a formar parte del inmenso vertedero de nuestra cultura...FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-83066667486585423242010-04-02T08:39:00.001-07:002010-04-03T07:00:36.728-07:00La desintegración del hombre<p style="text-align: justify;">Dostoievski no es facil de leer. Es casi demasiado intenso. No lo es, sino que casi lo es. Quien se quiera internar en las obras mayores del autor moscovita tiene que hacerse cargo de que cada una de ellas es una asfixiante inmersión en el torbellino moral y psicológico de sus personajes, torturados y torturadores a la vez, entre sí y de sí al lector. Al menos yo salgo de cada lectura de una obra este genio fatigado, exhausto, y consciente de que aún no le comprendo, de que todavía no he penetrado hasta el fondo en la complejidad de sus intrigas, de que no he sacado todo el jugo de su prosa lujuriosa y avasalladora.</p> <p style="text-align: justify;">Leer a Dostoievski resulta necesario a quien quiera realmente llegar a hacerse cargo de la desintegración del hombre, o quizá de un modelo antropológico que está en plena transformación, la cual sin duda el genio ruso conoció o como mínimo anticipó.</p> <p style="text-align: justify;">En las obras de Dostoievski el hombre se enfrenta a sus límites: a los de su cordura, a los de su valor y su temple, a los de sus convicciones, o a la conciencia de la falta de ellas. El drama personal no es el centro del relato, sino la excusa para hablar de otras cosas. ¿De qué cosas? De las cosas que sus torrencialmente locuaces personajes tratan en extenso, mientras sus vidas tortuosas circulan de desastre en desastre, pasando por fugaces momentos de dicha. Y estas cosas de que hablan los personajes de las obras de Dostoeivski son, básicamente: ¿qué es el hombre? ¿por qué, pero sobre todo para qué sufre? ¿cuál es la función del mal y del bien en nuestra vida? Los sentimientos, la felicidad o la desgracia, y los acontecimientos, en sí nimios, insignificantes, no son más que la vereda por la que discurre el eterno diálogo, el debate, la discusión o el monólogo de los personajes. Este discurso es el verdadero protagonista de las obras mayores de Dostoievski. Y por eso es agotador. Porque, cuando Rodion Raskolnikov monologa sobre Napoleón en <em>Crimen y Castigo</em>, o cuando Arcadio Makarovich conferencia con su padre natural Versilov en <em>El Adolescente</em>, o cuando Piotr Stepanovich habla y habla y habla sobre ideas avanzadas en <em>Los Endemoniados,</em> la densidad de su pensamiento-sentimiento se traslada íntegra al lector, que no puede abstraerse de los problemas planteados ni considerarlos como avatares de una vida ajena a la suya, sino que se siente directamente <em>interpelado</em> por el personaje respectivo, obligado a adoptar posición respecto de la cuestión discutida, y además obligado a adoptarla <em>personalmente</em>. Por eso, en las novelas de Dostoievski, el lector es un personaje más, sobre el cual el autor nada dice.</p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-27228189130707024432010-01-04T12:32:00.001-08:002010-01-04T12:32:32.187-08:00No escribir<p style="text-align: justify;">No escribir es más difícil que escribir. Para lo último basta sentarse en una silla ante una mesa, con un ordenador, un cuaderno o un folio delante, y empezar. Lo primero hay que decidirlo, tras haberlo sopesado, o al menos tras haberse escuchado y saber que, ese día, en ese momento, sería mejor no escribir.</p> <p style="text-align: justify;">Yo tengo horas, y días, e incluso semanas, meses y temporadas en los que siento esa vocecita que me dice: "Déjalo". Quizá es la voz de mi baja autoestima, pero me gusta pensar que dentro de mi cabeza hay algo más, una especie de sabio instinto que me avisa, como los animales olfatean el peligro.</p> <p style="text-align: justify;">Escribir es siempre peligroso. Uno tiende a poner en el texto más de lo que querría, más de lo conveniente. Hay ocasiones en que escribir es, no ya peligroso, sino claramente nocivo. Es cuando tras el acto queda un texto que nunca te habrías dignado leer. La capacidad para reconocer que estás a punto de escribir una boñiga es el ochenta y cinco por ciento del talento de un escritor. Yo creo poseer no más de un veinticinco por ciento de ese talento.</p> <p style="text-align: justify;">Hay amigos que se atreven a aconsejarle a uno cosas que les parecen oportunas o necesarias. Un consejo que ya me han dado unas cuantas veces es ese que dice que sin viajar no se puede ser un buen escritor. Quienes me aconsejan de este modo usan como argumentos fuertes la afición viajera de tantos escritores. Yo siempre pienso que dicha afición no tiene nada que ver con el talento literario. Al fin y al cabo, ¿cuánta gente viaja? Y, ¿acaso son todos escritores, y no digamos de talento?</p> <p style="text-align: justify;">Lo que yo pienso es que para escribir bien sólo hay que hacer una cosa: escribir. Pero no siempre, no en esos días, o semanas, o meses en los que sabes que lo único que puede salir de tu pluma es un texto que nunca te dignarías leer.</p> <p style="text-align: justify;">Y estoy hablando sólo de escribir bien. Para escribir genialmente has de ser un genio. Pero esa es otra historia...</p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-61989411271008895572009-12-19T01:26:00.000-08:002009-12-19T04:07:45.685-08:00TODO MARLOWE<div style="text-align: justify;"><blockquote>Como decía al principio, no sé con precisión cuándo empezaron a cocinar los detectives, ni cuándo decidieron apuntarse al cuerpo de policía con todas las consecuencias (el Méndez de González Ledesma es una excepción, un policía atípico en todos los sentidos, tan extremadamente distinto del resto como los policías corruptos de Ellroy), pero percibo en todo ello una decadencia del hombre duro que lamento. Tal vez se debe a que ya no hay sitio para el individuo y que el mecanismo de la ley hace imposible que un tipo solo y solitario tenga la menor influencia sobre ninguna zona, por pequeña que sea, de la realidad.</blockquote><br /><br />Me encuentro con este párrafo al final del artículo que <a href="http://libros.libertaddigital.com/marlowe-el-detective-perdido-1276237298.html">Horacio Vázquez Rial</a> dedica a la última recopilación publicada por RBA de las novelas de Raymond Chandler. Una opinión pesimista, influida sin duda por la tonalidad gris-marrón de la vida que vivimos, tanto en lo público como en lo privado (vida política lamentable, vida económica catastrófica, vida personal convertida en uso-consumo de mercancías y personas), en la que parece imposible, o por lo menos muy poco probable, encontrarse con hombres y mujeres "de verdad" (y no me estoy refiriendo a los hombres y mujeres "virtuales" que nos asomamos a internet, pero en esto hay mucho de aquello también).<br /><br />¿Será la novela negra clásica americana una elegía al "hombre", al "héroe" con el que el siglo XX parece haber acabado para siempre (y mientras escribo esto me vienen a la mente los protagonistas de "Banderas de Nuestros Padres", de Clint Eastwood)?</div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-21097754371209116142009-12-15T02:11:00.000-08:002009-12-15T02:14:29.067-08:00Salvo Montalbano: un Ulises de andar por Sicilia<p style="text-align: justify;">A Salvo Montalbano, el detective, personaje de las novelas de Andrea Camilleri (ya me da miedo decir que es famoso: siempre descubro que el personal ni se cosca de qué hablo a veces) le tengo más visto que leído. Y es que la RAI lleva años filmando las historias de este Ulises siciliano. De modo que, cuando pienso en él, ya no puedo evitar asociarlo con la maciza figura y la cabeza rapada, un tanto musoliniana (pero sólo me refiero al aspecto de la testa) de Luca Zingaretti, el gran actor italiano que da vida ante las cámaras al personaje novelesco. He leído algunos relatos de Camilleri, porque es una vergüenza no probar la letra si te gustó la música. Hay ingenio, intensidad, conocimiento del medio (jajaja, ¡dios mío! ¡la LOE hace estragos incluso en mí!) y algo que me parece importante, porque está en la ética (real) del italiano, y sospecho que también del hispano: un sentimiento de fatalidad, de inevitabilidad del destino, que hace que este hombre duro, honesto, profundamente desconfiado ante sus superiores y todo cuanto huela siquiera vagamente a política, marxista arrepentido o quizá enfriado, y que a menudo se las arregla para usar la ley, los políticos, los mafiosos, y todo cuanto tiene a mano para, si la justicia oficial no es posible, por lo menos lograr una justicia divina o poética, o la justicia del hombre bueno, a quien no le importa que el mundo se alíe en su contra, porque él hará que lo que ha de ser, sea.... digo, que hace que este Ulises siciliano, postmoderno, de testa pelada al cero, zapatos de diseño, vestido de Adolfo Dominguez (o algo así, que yo de trapitos no entiendo...), pero que en el fondo de su ser es un hijo de campesino, un hombre del pueblo, un amante de la riquísima cocina popular italiana, un hijo de la Italia que se desmorona política y moralmente mientras vive del milagro, de su industria norteña y de su historia maravillosa, fascinante, enloquecedora y admirable, de su atracción perenne, de su encanto irresistible... ¡¡digo, y nunca acabo de decirlo!! que este hombre, que podría ser un triunfador si fuera menos honesto y más egoista, y que es un triunfador de todos modos porque tiene el ingenio de Ulises, y también su desgracia: la desgracia de amar un mundo donde no está su amada (que vive en Génova)... digo, que este hombre que lo tiene todo para ser lo que quiera, ha decidido enfrentarse con eso que sabemos que es el <em>fatum,</em> siendo consciente de que éste siempre vencerá sobre el hombre.</p> <p style="text-align: justify;">En las historias de Montalbano, la estructura profunda del país siciliano se muestra en mujeres severas y al mismo tiempo sensualmente vestidas, como clones de Silvana Mangano o, mejor aún, en el caso de algunas, de Sofía Loren, de <em>comendatores</em> ridículos pero peligrosos, de mafiosos de la vieja escuela, tigres sin colmillos que desean conocer a Montalbano, porque ven en él al equivalente en la policía de lo que en ellos sería un <em>uomo di respeto</em><em>,</em> de simpáticos viejecillos y de ancianas a las que se diría que Montalbano podría haber amado, de tener su edad. Pero, sobre todo, se muestra en la forma de crímenes, y más crímenes. Crímenes pasionales, un tanto al estilo de las Crónicas Italianas de Stendhal, muy a menudo marcados por el trágico final del suicidio del culpable (lo cual es digno de realce: en las culturas primitivas, en las que la organización política no se había desarrollado hasta el punto de poder contar con una fuerza de orden estable y unas instituciones judiciales profesionales, el derecho penal incluía la figura del autocastigo como forma de expiación y redención del culpable). Y, siempre, los jefes superiores y los políticos, retratados como odres hinchados, monstruos de hipocresía y deshonestidad, envidiosos e incompetentes, viciosos, vinculados (los políticos) a la mafia.</p> <p style="text-align: justify;">Montalbano es la encarnación del hombre de acción que decía que era Spade en el cuerpo/alma de un italiano que vive en el caos mediterráneo. Es más culto que Spade. También es un hombre mejor que Spade. Es un buen hombre, o al menos quiere serlo. Necesita serlo, porque cuando un país está más próximo al caos que al orden, los hombres buenos se hacen imprescindibles, mientras que en el caso contrario, puedes permitirte el lujo de no serlo. Nada importante depende de ello.</p> <p style="text-align: justify;">Y, más o menos, eso es Montalbano para mí: un hombre bueno que intenta seguir a flote y hacer lo que debe en medio de la vorágine.</p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-83526254846939602392009-12-12T10:28:00.000-08:002009-12-12T10:30:19.896-08:00Un hombre llamado Sam Spade<p style="text-align: justify;">Sam Spade es Estados Unidos. Quizá el mejor Estados Unidos que ha habido jamás. Yo creo que Estados Unidos llegó a su apogeo en el primer tercio del siglo XX, cuando la gran emigración europea estaba aún fresca, los nuevos territorios eran aún casi nuevos, y el país entero estaba en construcción. Creo que el ideal de la nueva Atenas, la repristinación de la civilización europea, sin sus vicios, que estuvo en el origen de la unión de las trece colonias, y que fue manifestándose de múltiples maneras a medida que la primitiva Unión crecía territorialmente, si hubo algún momento en que fue posible realizarlo, ese momento fue, precisamente, el primer tercio del siglo <span _fcktemp="1"></span>XX. Fue la inmensa potencia de un país riquísimo, fundado sobre bases no nuevas, pero sí renovadas y depuradas, lo que hizo posible que Estados Unidos pasara de un aislacionismo voluntario, y por otro lado necesario (sus gentes estaban absortas en el proceso de su constitución como nación) a la hegemonía mundial que todavía ostenta. Sin embargo, las guerras mundiales, la Primera, pero sobre todo la Segunda, lo cambiaron todo. El ideal primitivo dejó de ser posible en el momento mismo en que Roosevelt anunció el New Deal. O quizá en el momento en que Wilson anunció su doctrina sobre la guerra que pondría fin a todas las guerras. Algo cambió en el momento en que Estados Unidos abandonó su existencia tranquila y solitaria y se lanzó de cabeza al torbellino de la política internacional.<br /></p><p style="text-align: justify;">Sam Spade es un hombre que está viviendo el New Deal. Aún es un hombre inocente. No se dejen engañar por su cinismo y por la falicidad con la que se envuelve en historias sórdidas. Sam Spade es un idealista. Aún cree en esa cosa tan ingenua de que, combinando inteligencia, serenidad, ingenio, experiencia, y disposición a la acción, todo lo mejor es posible.<br /></p><p style="text-align: justify;">Sam Spade es detective. Se gana la vida "resolviendo problemas". ¿Hay algo más ingenuo? Cree en ello con tal vocación que, a menudo, se deja envolver en los líos que le han encargado aclarar. Es un hombre consciente de su debilidad, pero también de su fuerza. Por eso confía en sí mismo. ¿No hay pureza en esto?<br /></p><p style="text-align: justify;">Sam Spade es un hombre puro. Es un puro hombre de acción. Un hombre de acción no es el que irreflexivamente alza los puños ante cualquier amenaza, sino quien, ante ella, se pone a trabajar con todas las potencias de su ser aguzadas hasta el punto de ruptura. ¿Y no ha sido eso Estados Unidos durante este período de hegemonía, para muchos interminable?<br /></p><p style="text-align: justify;">Sam Spade no se cree bueno. De hecho, no lo es. Lo sabe, y no lo disimula. Quiere las mismas cosas que los demás. No está dominado por ningún impulso noble: no anhela el conocimiento, ni añora el bien, no se enfada porque el mundo esté dominado por la injusticia y la crueldad. Simplemente, lo acepta tal y como es, y juega con las cartas que le han tocado. Es capaz de matar, si es necesario. Pero no lo desea. Simplemente está dispuesto a todo.<br /></p><p style="text-align: justify;">¿Puede amar? Desde luego. Pero no se hace ilusiones respecto al amor. Conoce a las mujeres. Sabe de qué pasta están hechas. Y sabe que amar no es siempre lo mejor. He dicho que Spade es un ingenuo, no que sea un romántico.<br /></p><p style="text-align: justify;">Si yo quisiera escribir una novela negra, no podría elegir a un trasunto de Sam Spade como protagonista. Es demasiado americano para ser creíble como detective en España.<br /></p><p style="text-align: justify;">Me estoy acordando ahora de que lo más parecido que he visto a Sam Spade en el cine español es a Alfredo Landa en "el Crack". La escena inicial de la película, en la que ese pequeñajo con bigote que se está comiendo una cena en un restaurante de carretera que perfectamente podría ser la escena de una "road movie" reduce a dos atracadores (uno de ellos Cervino, el otro no recuerdo ahora qué actor era) casi sin despeinarse, con una combinación de ingenio y fuerza absolutamente insuperable, podría haberla protagonizado perfectamente un Bogart dirigido por John Huston.<br /></p><p style="text-align: justify;">Pero ¿alguien por aquí ha visto o por lo menos sabe lo que es "El Crack"?<br /></p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-24046228136469026032009-12-12T00:56:00.000-08:002009-12-12T00:58:58.654-08:00QUIEN ES JULES MAIGRET<p style="text-align: justify;">No se trata aquí de dar los datos de la biografía novelada del célebre inspector. Eso ya lo hace Wikipedia...</p> <p style="text-align: justify;">Pero sí se trata de decir quién es Maigret <em>para mí.</em> Y aquí es donde debo detenerme.</p> <p style="text-align: justify;">Maigret es un hombre sin pasiones. Mejor dicho: es un hombre con pasiones minúsculas: el tabaco de pipa, los cortos de vino de la tierra, y los guisos de su mujer. Por minúsculas que sean, son pasiones capaces de nublarle a uno el juicio y la vista. Pero también son pasiones que dejan su alma en franquía para dedicarse a su pasión principal.</p> <p style="text-align: justify;">Porque Maigret no es un policía. Sí, ya lo sé: es comisario de la Policía Judicial con sede en el <em>Quai des Orfebres</em> de París. Es un comisario importante y famoso. Ha salido muchas veces en los periódicos. La gente por la calle y sus colegas, la mayoría, lo miran con respeto. Ha hecho muchas detenciones importantes en casos muy difíciles. Y, sin embargo, Maigret no es un policía. No es que no sea un policía en primer lugar. Es que no lo es en absoluto. Hasta tal punto no lo es que, en ocasiones, le importa mucho menos averiguar quién es el culpable que llegar a comprender cabalmente las vidas de los sospechosos a quienes investiga.</p> <p style="text-align: justify;">Maigret es un espectador: es alguien que ama ante todo situarse al margen de la vida que sucede, pero sin perderla ni un minuto de vista. Es un antropólogo y un psicólogo. Se parece al novelista en que desea comprender la naturaleza humana, aunque no se ha propuesto nunca escribir sobre ella. Y quiere comprenderla por compasión, es decir: com - pasión: porque quiere sentir lo mismo que su prójimo. Maigret ama a su prójimo, y en este sentido es profundamente cristiano. Las novelas de Maigret nos enseñan algo que la literatura no suele enseñarnos: que las vidas de los más humildes tienen el mismo valor que las de los más grandes. Y la demostración de este teorema se produce al mostrarnos el enorme poder sugestivo de las tragedias de los pequeños.</p> <p style="text-align: justify;">Leí por primera vez las novelas de Maigret con dieciséis años. Me queda de entonces un regusto a novela policíaca con tintes sociales. Ahora he reemprendido una lectura extensiva de este monumento literario, y tengo una muy otra impresión: a pesar de que, por la época en que están ambientadas (entre principios y mediados del siglo XX) a veces resultan un tanto anacrónicas, las novelas de Maigret constituyen un soberbio tratado sobre la naturaleza humana. En este sentido, para mí, Maigret es un maestro del que lo aprendo todo una y otra vez. Y Simenon, su creador, es un pequeño dios.</p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-85717957500371149722009-12-11T11:54:00.000-08:002009-12-11T12:02:08.882-08:00¿POR QUE ESCRIBIR OOOOTRA NOVELA NEGRA?<p style="text-align: justify;">¿No hay ya demasiadas en el mercado? Incluso, diría, tengo demasiadas en casa. No he probado aún todos los palos, sin embargo: Simenon, Hammet, García Pavón, Isaac Montero, Vázquez Montalbán, Qiu Xialong, Mankell... de ellos he leído historias en las que el crimen es la excusa, y lo sustantivo, la amalgama de pasiones, prejuicios, y destino inexorable. Quedan en mis anaqueles aún varios volumenes dedicados a Maigret y un "todo Marlowe" que acabo de adquirir. Y tengo pendiente iniciar una exploración como es debido por los grandes nombres femeninos de la novela negra: Mary Higgins Clark, P.D. James, Batya Gur, Anne Perry, Sue Grafton...</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">El día que empecé a creerme que podía juntar letras y que su resultado podía ser interesante para los demás, inicié la composición de una novela "policíaca". Si lo pienso despacio, era "policíaca", no "negra". No pretendía retratar los "bajos fondos" de los que el crimen emerge como un exudado natural, sino el nacimiento del crimen en el seno mismo de la "sociedad normal". También, la íntima conexión existente entre política y crimen.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">El resultado fue un texto ingenuo, antiliterario, hiperexplicativo y en el que mis demonios personales no eran objeto de un tratamiento adecuado. A punto de terminar de escribirlo, lo dejé "por un tiempo". Meses después, durante una de mis recurrentes crisis de escritor, di en la idea de destruirlo. Tiré a la basura el texto impreso, y poco faltó para que me deshiciera de los archvos de word. Una -por entonces- buena amiga me disuadió justo en el último minuto.</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">No salvaría nada de aquel texto. Nada, excepto una cosa, quizá la única que merece ser salvada: un personaje, el único de todos los que ideé para aquel texto que, más de dos años después de haberlo abandonado por infumable, exige de mí que haga algo con él. E, inevitablemente, se trata de un policía...</p><div style="text-align: justify;"> </div><p style="text-align: justify;">Pero, ¿qué tienen los policías, que resultan tan atractivos para ciertos escritores?</p>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-11353063356830289312009-08-03T12:53:00.001-07:002009-08-03T13:02:45.844-07:00POR QUE NO ME DA LA SANTA REAL GANA DE ESCRIBIRPorque no me da la gana. Y punto.<div><br /></div><div>O, porque estoy leyendo mucho, muchísimo, y apenas si me queda tiempo y energía para emborronar archivos de word.</div><div><br /></div><div>O, porque estoy enamorado, y aún no me he dado cuenta.</div><div><br /></div><div>O, porque estoy atravesando un bloqueo de escritor de la hostia.</div><div><br /></div><div>O, porque lo de escribir tiene su ritmo, su cadencia, y he de respetarla.</div><div><br /></div><div>O, porque me he dado cuenta de que, para escribir algo que valga <i>realmente</i> la pena, es necesario tener una cultura literaria muy superior a la mía,</div><div>o un talento muy superior al mío.</div><div><br /></div><div>O ambas cosas.</div><div><br /></div><div>O, por que no me da la gana. Y punto.</div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-72058155812795728242009-07-28T09:03:00.000-07:002009-07-28T09:27:28.313-07:00MUSICA DE PALABRAS<span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"></span><blockquote><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style=" ;font-size:13px;">- ¡Te voy a matar de un tiro! -gritó Will.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">- Calla, calla - dijo su madre.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">El padre levantó la mano y dijo:</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">- Escuchad.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Entonces su casa se vio arrastrada al mismo corazón de la tormenta.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Josie quedó quieta como un animal y pensó aterrada en el futuro..., el día claro en que correría por el campo llevando los tallos de vara de oro cogidos apresuradamente y las cálidas flores arrancadas como obsequio para alguien. El futuro era ella misma llevando regalos, la temporada de los regalos. ¿Cuándo llegaría el día en que el viento amainaría y se sentarían en silencio en el borde de la fuente, una vez acabados los juegos, y los niños cascarían las nueces con el tacón de sus zapatos? Si pudieran recuperar el tiempo, ella no perdería nada de lo que le fuera dado y guardaría las nueces como una ardilla.</span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><br /></span></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;">Por primera vez en su vida pensó: ¿Puede que no se repitan las mismas maravillas? ¿Era cada maravilla única y original como una estrella fugaz y cuando caía se enterraba fuera donde se la buscaba? ¿Debería albergar la esperanza de ver nevar dos veces, y a la profesora correr de nuevo a abrir la ventana, extender su capa negra para cogerla al caer y luego ir de arriba abajo por el aula a toda prisa para enseñarles los copos?</span></div></blockquote><div></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Definitivamente, las mujeres escriben de otro modo. No voy a decir la mentecatez que algunos quizá esperen. Simplemente diré que hay, o había, mujeres, que miraban el mundo a su alrededor como mujeres que eran, y como mujeres que eran lo plasmaban en el papel, y si hay algún hombre lo bastante valiente como para atraverse a mirar el mundo a través del cristal de color de la obra literaria de una mujer como la que ha escrito el párrafo con el que comienzo este artículo, ese hombre sabrá entonces que es verdad que las cosas pueden ser diferentes de como un hombre las ve.</div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><span class="Apple-style-span" style="font-size:small;"><blockquote><span class="Apple-style-span" style="font-size: small;">Josie no se habría regocijado más si en lugar de sonidos hubieran salido flores de la corneta. Estaba embargada de placer. Los sonidos que tan trémulamente brotaban con el esfuerzo de los labios le resultaban dulces y agradables. Entre ella y la corneta alzada no había ninguna barrera; sólo el aire rancio y expectante del viejo refugio de la tienda. La cornetista era hermosa. Allí estaba, el resplandor flamígero que de algún modo era irreal, venida de muy lejos, y parecía que la antigüedad del mundo la envolviera. Vestía toda de blanco, matizado de azul, como una reina, y permanecía erguida, mirando hacia arriba, como el mascarón de proa de un barco vikingo. Mientras la canción continuaba, Josie advirtió la lenta aparición de una fina vena en su mejilla. Cuando la cornetista alcanzó la nota alta, sus párpados cerrados parecieron vibrar y al mismo tiempo permanecer inmóviles, como las alas de un colibrí. Respiraba de forma asombrosa, y cada vez que tomaba aire se levantaba en su pecho un pequeño medallón. Josie escuchaba con creciente atención, cada vez más intrigada, como si la interpretación la llevara en una dirección; como si le estuviera enseñando un destino. No muy lejos de allí, con cara de exaltación, estaba Cornella, también escuchando, pero se encontraba sola. Alertada por algo, Josie se volvió y buscó con la mirada a sus padres, pero estaban al fondo, entre la gente; ellos no la vieron. No estaban escuchando. La habían dejado libre, y al volverse otra vez hacia la cornetista, que estaba paralizada bajo su instrumento, se inclinó despacio hacia delante y cerró las manos sobre las rodillas*.</span></blockquote></span></div><br />Un segundo. Esto es lo que da de si un segundo en manos de una maga de las palabras, de una compositora de música de palabras.<br /><br /><div><br /></div><div>*Fragmentos tomados del cuento titulado "Los vientos", incluido en el imprescindible volumen de <i>Cuentos Completos </i>de la escritora norteamericana Eudora Welty, editados por Lumen.</div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-84135565769001391212009-07-25T12:44:00.000-07:002009-07-25T12:48:52.047-07:00VIAJE CON VENUS<blockquote>¡Era tan cálida, suave, entre sus brazos! Sintió su cabeza en el hombro, el pelo se vertió en su brazo y lo calentó. Bajó emocionado la cabeza para mirarla, vio los ojos que reflejaban las estrellas. Ese mar del cielo, que se hundía allí dentro, lo mareó. Perdido, se inclinó a beber. Y le pareció como si una flor con pétalos de carne, aterciopelados, le sorbiera los labios como en un sueño.</blockquote><blockquote>Angelos TERZAKIS, <i>Viaje con Venus, </i>Rey Lear, 2008, pág. 168.</blockquote>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-64359302786780286362009-06-16T11:36:00.000-07:002009-06-17T11:40:52.503-07:00TODO ME PASA EN LA CALLE PEREGRINA...Es oficial: últimamente todo lo que me ocurre, me ocurre en la calle Peregrina...<br /><br />Hace unos días contaba una historia mínima sobre dos borrachos y un bar. Los borrachos circulaban por esa calle, el bar estaba en esa calle.<br /><br />Hoy me abordó alguien en la calle.<br /><br />Fue en la calle Peregrina, mientras me daba mi primer paseo matinal, antes de entrar a trabajar.<br /><br />Siempre ando quejándome de lo deshumanizada que está la vida en las calles de esta ciudad. La gente se cruza la una con la otra, y nunca se traba ni siquiera un conato de relación entre ellos. Sólo se saludan los que ya se conocen de otro sitio, porque o bien son familia, o son amigos del instituto, o son o han sido compañeros en algún centro de trabajo, o se han conocido en un "asadero", que es como se llama por aquí a las parrilladas o barbacoas que es costumbre organizar cada vez que se quiere reunir a un número importante de conocidos para darse una buena juerga.<br /><br />Admitamos que soy un asocial. Hace mil años, por lo menos, que no participo en ninguno de esos "asaderos". Ni que decir tiene, en mi vida se me ha pasado por la cabeza organizar uno. En consecuencia, supongo, soy el habitante de esta ciudad con menos derecho a quejarse por la deshumanización de su vida callejera. Soy el más inhumano de los habitantes de Las Palmas.<br /><br />Y, aún así, no puedo por menos de sorprenderme, de extrañarme, de espeluznarme incluso, de las cosas que llegan a sucederle al viandante solitario. Si andas solo por la calle, te expones a toda clase de vejaciones. Señoras sin educación y con pretensiones imperialistas consideran apropiado dirigir sus pasos en tu trayectoria y chocar contigo, incluso si la acera es ancha y no está atestada de gente. La maligna intención oculta tras este comportamiento absurdo es conseguir que <span style="font-style: italic;">tú</span> te apartes de lo que ellas han decidido que es su trayectoria. Es sumamente habitual para el viandante solitario chocar, incomprensiblemente, con el bolso de una señora de digno porte que se dirige contra tu humilde corporeidad mirando absorta el interior de algún escaparate. Ni que decir tiene, estas señoras-panzer no piden perdón, ni siquiera como puro formulismo.<br /><br />Otras veces, el incidente adquiere tintes peligrosos. Doblar una esquina puede resultar peligrosísimo. En una ocasión un sujeto estrambótico se materializó a la vuelta de una de esas esquinas. Iba avanzando con la cabeza vuelta hacia algún punto del piso segundo del inmueble de enfrente, y abría sus piernas y sus brazos al caminar como si se tratara de las aspas de un molino. Una de sus manos se proyectó a meteórica velocidad... ¡contra mi entrepierna! Me llevé un golpe ciertamente desagradable en mis partes nobles. El sujeto masculló un "perdón" pronunciado en un tono no más grave que si estuviera pidiendo paso, y siguió su compleja trayectoria con movimientos de traslación y rotación. Lo llamé, aguantando el dolor de mis bajos, y se volvió a mirarme, con el miedo pintado en la cara.<br /><br /> - Acércate un momento - solicité.<br /> - ¿Por qué? ¡Ya pedí perdón! - respondió con voz de pito, agudizada por el miedo; evidentemente, pensaba que quería aflojarle un guantazo, y ganas no me faltaban, la verdad.<br /> - Porque quiero decirte una cosa y no quiero decírtela a gritos - ni a hostias, quizá hubiera debido aclarar.<br /> - ¡Ya pedí perdón!<br /> - ¿Y tú te crees que eso te da derecho a ir haciendo el chulito por ahí?<br /><br />El hombre-molino no encontró nada sarcástico que responder y, volviendo la cara, salió a escape del lugar en que había conseguido situarle por unos breves instantes. ¿Que qué lugar? La dichosa calle Peregrina.<br /><br />Y, por fin, el asunto de hoy: sentada en una terraza, a primera hora de la mañana, había una mujer. Me inspiró curiosidad. Yo es que soy muy curioso, ¿sabéis? Muy curioso y muy mirón. Me gusta mirar a la gente. Estudio sus expresiones y trato de imaginar a qué obedecen, cómo son sus vidas. Es un vicio, y a veces sale caro.<br /><br />En este caso, no salió exactamente caro, pero sí raro. La mujer había captado mi mirada, y ello la impulsó como un resorte a una cadena de reacciones que mostraron que no estaba en sus cabales. Me alejaba yo de ella en dirección a la ¡calle Peregrina!, y cuando ya llevaba recorrido un tercio de la longitud de esta calle, comencé a oir que alguien llamaba con estas palabras:<br /><br /> -¡Oye! ¿Eres tú? ¿Quién eres? ¡Quítate las gafas! - Debo aclarar que suelo llevar puestas las gafas de sol mientras es de día, pues la radiación solar es muy alta en Canarias y mis ojos son muy sensibles.<br /><br />En un principio no reaccioné. De hecho, pensé que aquella voz no me llamaba a mí. Pero su tono y lo que a mis oídos llegaba de las extrañas palabras en que consistía me alertaron. Pronto volví a oir esa voz, y el mensaje llegó esta vez a mis oídos con toda nitidez. ¿Era posible que me estuviera llamando a mí? ¡No! ¡Qué va! ¡A quién se le puede ocurrir decirme semejantes locuras!<br /><br />Al poco comencé a oir los pasos de alguien que, calzado con unas ligeras sandalias, corría en pos de mí. De nuevo la voz habló: ¡Oye! ¡Detente! ¿Quién eres tú? ¡Espera! Esta vez no había duda de que se dirigía a mí. Antes de que pudiera decidir si huir o enfrentarme a la voz, tenía a su propietaria a mi lado. Era la mujer que había suscitado mi curiosidad unos minutos antes, sentada sola en aquella terraza a una hora tan temprana de la mañana. Me dirigió una mirada extraviada, y con voz suplicante, me repitió su letanía en forma de pregunta:<br /><br /> -¿Quién eres? ¿eres un espíritu? ¡quítate las gafas!<br /><br />Lo primero que se me ocurrió contestarle fue un "Vete a casa, chiquilla", pero me insistió en que me quitara las gafas de sol, y al final accedí. La miré a los ojos, y entonces fui plenamente consciente de lo perdida que estaba la mente de aquella pobre mujer. Dulcemente, le repetí: "Anda. Vuélvete a tu casa" y seguí mi camino.<br /><br />Todo esto sucedió en la salida de la calle Peregrina. Qué tendrá esa calle...FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-65434184119170459252009-06-09T06:08:00.000-07:002009-06-10T01:54:54.433-07:00HOMBRES SALMONELA EN EL PLANETA PORNO<blockquote><span style="font-size:85%;">-¡Fuego! ¡Fuegooo!<br />Cuando se oyó este grito, yo estaba haciendo el amor con Yasuko Ono por tercera vez. Para entonces, un humo negro ya se estaba filtrando por debajo de la puerta de la habitación, como si fuera una lengua achatada. Aparté el brazo de Yasuko, que al parecer no había oído nada por el clímax de unos momentos antes, y, a pesar de que ella no quería soltarme, me levanté.</span></blockquote>De "Estoy desnudo", en <span style="font-style: italic;">Estoy Desnudo y otros cuentos,</span> Gerona, Atalanta, 2009, pág. 11<br /><br /><br />La primera vez que tuve noticia de la publicación en España de obras del japonés Yasutaka Tsutsui fue bajo el impactante título que doy al post. Pensé que un escritor que era capaz de inventarse un título así debía ser un escritor interesante. No me equivoqué.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH6RFEj1CPfkysmyqpUdnFmV0_yks7bFrRfztlYZvu1squMP8GI4JmlzZBHHV3nGVWW3LYdHBS5jq6W5nVbgYCkC52fd7z4ox1P4-PpvJvinPC8Jvm4c9ITz5zi0XpUtD1stkrt7MKs4jv/s1600-h/9788493651077.jpg"><img style="margin: 0pt 10px 10px 0pt; float: left; cursor: pointer; width: 209px; height: 336px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiH6RFEj1CPfkysmyqpUdnFmV0_yks7bFrRfztlYZvu1squMP8GI4JmlzZBHHV3nGVWW3LYdHBS5jq6W5nVbgYCkC52fd7z4ox1P4-PpvJvinPC8Jvm4c9ITz5zi0XpUtD1stkrt7MKs4jv/s400/9788493651077.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5345321788441314034" border="0" /></a><br /><br />Empecé comprando <span style="font-style: italic;">Estoy Desnudo y Otros Cuentos</span>. Allí me encontré con la maravilla del tratamiento desacomplejado de los tópicos más hirientes. En "El día de la pérdida", un oficinista obsesionado con perder la virginidad hace toda clase de estupideces el día en que una hermosa compañera de trabajo le propone una cita sexual. O qué decir del increíble relato titulado "La embestida del autobús loco": dieciocho individuos, todos con idéntica cicatriz en la frente, disputan entre sí, a bordo de un autobús, por alcanzar el micrófono y tener la voz cantante en una conversación con una mujer (no lo destripo más, diré simplemente que es una alegoría deliciosa del cortejo).<br /><br />También me encontré con relatos de un hilarante efectismo macabro, como "Líneas Aéreas Gorohachi", en el que el autor juega con la amenaza constante de un vuelo de locos en medio de un tifón para acabar matando al personaje más prudente del relato de una muerte absurda y totalmente imprevista; o en "Maneras de morir", donde se introduce un Oni, un monstruo - fantasma propio de la mitología japonesa, que organiza una escabechina en una empresa, ninguno de cuyos empleados merecía en realidad vivir; o en "La Ley del Talión", donde un honesto ciudadano se venga de un delincuente que ha secuestrado a su familia, secuestrando a la de aquél. Otros, como "El peor contacto posible", podríamos calificarlos como de risa-ficción: un emisario es enviado desde el planeta Tierra a otro mundo en el que las personas han perdido la costumbre de hablar y se comunican haciendo crujir sus articulaciones.<br /><br />Tsutsui se me reveló como un buen escritor y un humorista inteligente, además de como (algo muy japonés, me parece) un violador de tabús. Quizá, si sus obras fuesen escritas aquí, parecerían ridículas, pues muchas de ellas son inteligibles en el contexto del conjunto de convenciones sociales que imperan en Japón. Aún así, creo, los escritos del japonés llegan al público extranjero por su humor negro y por su maravilloso sentido del absurdo.<br /><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaZtOwL6ZljAuNOyjNDhrBOLe5tX6n8DZG254MXlgtl9JVh5XFTnQNO8bYE2xbV-e5NCzeC6_SJIu9UrUhgKurV0DTpvgDsUCu31kKAu1R0EXEyksi3n6FibryD8o7RWLZ1TnV_tlfNEqu/s1600-h/hombres_salmonella_en_el_planeta_porno_yasutaka_tsutsui_atalanta.jpg"><img style="margin: 0pt 0pt 10px 10px; float: right; cursor: pointer; width: 187px; height: 299px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaZtOwL6ZljAuNOyjNDhrBOLe5tX6n8DZG254MXlgtl9JVh5XFTnQNO8bYE2xbV-e5NCzeC6_SJIu9UrUhgKurV0DTpvgDsUCu31kKAu1R0EXEyksi3n6FibryD8o7RWLZ1TnV_tlfNEqu/s400/hombres_salmonella_en_el_planeta_porno_yasutaka_tsutsui_atalanta.jpg" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5345321981342058914" border="0" /></a><br /><br /><br />Terminé <span style="font-style: italic;">Estoy desnudo y otros cuentos</span> y me lancé sin vacilar a la lectura de <span style="font-style: italic;">Hombres salmonela en el planeta porno</span>.<span style="font-style: italic;"> </span>En este volumen me encontré ya con historias que abordan temas que son comunes a nuestra sociedad globalizada: el abuso de los medios de comunicación, la banalización de las noticias y la labilidad de la fama (en "Rumores sobre mí") el ostracismo contra la crítica del poder (en una "El mundo se inclina" una ciudad flotante, gobernada por un partido feminista, se escora en el mar y amenaza volcar, pero la alcaldesa prohibe propalar tan malas noticias), la estupidez convertida en moda e impuesta coactivamente (así, "El último fumador") y finalmente con el relato que da título al libro, "Hombres salmonela en el planeta porno", que es un mixto de humor "verde" (no negro) y ciencia ficción: una misión expedicionaria llega a un planeta peculiar, en el que todos sus habitantes, tanto animales como vegetales, han evolucionado hacia formas y comportamientos que en la Tierra son considerados obscenos.<br /><br />El libro termina con una interesante entrevista realizada al escritor en la que, los que quieran, tendrán el consuelo de comprobar que la vida no es fácil para unos y difícil para otros, sino difícil siempre para los mismos, vivan donde vivan. Señores: resulta que en Japón existe la censura. ¿Qué oigo? ¿que en España no existe?<br /><br /><blockquote><span style="font-size:85%;"> <span style="font-style: italic;">-¿En qué se inspira para crear sus obras? Antes me ha comentado que los sueños le han proporcionado una buena parte de sus personajes e historias...<br /><br /></span> -Sí. Eso es así en parte, pero también, por ejemplo, se me ocurren cosas cuando leo un libro. Sin embargo, no me suele pasar cuando leo una novela. Lo que más me inspira son los libros de Ciencias Sociales, de Psicología, de Zoología, etcétera. Y también, claro está, lo que más me ha servido de base son los montones de películas cómicas que he visto, sobre todo las de Estados Unidos, que me encantaban. Todas ellas eran de serie B. Pero el argumento estaba muy bien urdido y el clímax muy conseguido, y su desarrollo lógico era muy claro. Eso es lo que más me ha inspirado. Según dicen los críticos, yo suelo sacar las ideas para mis obras de los libros. Hay quien dice que por eso soy un<span style="font-style: italic;"><span style="font-style: italic;"> </span>bookish [un bibliófilo].</span> Pues sí, es cierto que lo soy, aunque al principio creía que me llamaban <span style="font-style: italic;">bukitcho [torpe, desmañado]</span> y me enfadaba mucho [risas]. En fin, que soy muy de libros, pero también me inspiro mucho en el cine. Claro que, por otro lado, conozco bien la vida de la sociedad, ya que durante una época fui asalariado [trabajó en la importante empresa Nomura Kôgeisha<span style="font-style: italic;"><span style="font-style: italic;"></span> </span>dedicada al diseño].<span style="font-style: italic;"><br /><br /> - ¿Le interesa la literatura clásica japonesa?<br /><br /></span> - Como no tenía intención de ser escritor, no tengo ninguna formación literaria. Así pues, apenas he leído la literatura clásica japonesa.<br /><br /><span style="font-style: italic;"> - ¿Conoce la literatura española o latinoamericana?<br /><br /> </span>- Sí, conozco a Blasco Ibáñez. Sale en mi último libro [<span style="font-style: italic;">Kyosen Berasu Retorasu, </span>"El trasatlántico "Bellas Letras"].<br /><br /> <span style="font-style: italic;">- Sí, estuvo en Japón en el año 1923.</span><br /><br /> - Así es, al parecer le gustaba mucho. También se hizo una película con su obra <span style="font-style: italic;">Sangre y Arena,</span> protagonizada por Tyrone Power. De los clásicos, he leído <span style="font-style: italic;">Don Quijote</span>...<span style="font-style: italic;"> </span>Y por lo que respecta a los escritores latinoamericanos, Garcia Márquez (¡sobre todo <span style="font-style: italic;">El Otoño del Patriarca!)</span>, Mario Vargas Llosa, Alejo Carpentier, Manuel Puig... ¡Ah! Y Donoso. Me encanta José Donoso. Bueno, me gustan todos, la verdad. En Latinoamérica la fantasía es increíble. <span style="font-style: italic;">El obsceno pájaro de la noche</span> [1970] es una historia apasionante [risas]. Me encantaría haber escrito cualquiera de esas obras...<br /><br /> <span style="font-style: italic;">-En el verano de 1993 dejó de escribir, en parte por una reacción a las protestas de la Asociación de Epilépticos de Japón, que no vieron con buenos ojos su relato </span>Mujin Keisatsu ("El robot policía"), <span style="font-style: italic;">y en febrero de 1997 volvió a la actividad literaria con </span>Jaganchô. <span style="font-style: italic;">¿Cree que es duro escribir en Japón? ¿Hay mucha censura?</span><br /><br /> - Es evidente que hay presión, pero es una presión que se puede combatir. Lo bueno es que no hay pena de muerte por eso [risas]. Yo no le doy ninguna importancia. Ahora bien, sobre las protestas de la Asociación de Epilépticos de Japón, no hay nada malo en ello. Tienen todo su derecho y libertad para protestar, y yo también tengo libertad para escribir sobre ellos. Lo que es intolerable es lo que hicieron los medios de comunicación al meterse en medio. A su capricho decidieron crear palabras discriminatorias, autolimitarse. Mis protestas no iban dirigidas contra la Asociación de Epilépticos, sino contra la autocensura por parte de los medios de comunicación. Y es que éstos no recogieron mi opinión, sino que sólo tuvieron en cuenta la de la Asociación de Epilépticos de Japón. Eso era discriminación... Por eso me encolericé. Fue una protesta dirigida contra los medios de comunicación.</span></blockquote><br />Extracto de la entrevista a Yasutaka Tsutsui que aparece en <span style="font-style: italic;">Hombres Salmonela en el Planeta Porno,</span> Gerona, Atalanta, 2009, págs. 176-177.<br /><div style="text-align: center;"><br /><br /><br /></div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-42504962183893361342009-05-31T13:19:00.001-07:002009-05-31T13:22:51.298-07:00EL TEMPLO DE LA FELICIDAD<p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Hacía calor. Siempre lo hacía en aquella oficina. Gaby no lo soportaba. Trataba de concentrarse en su trabajo, pero el calor hacía que su atención se dispersase. Enfrente, Elena. Al lado, Gloria. Fría como el hielo la una, fogosa, ruidosa la otra. Tan diferentes. Gaby no lo entendía. Por qué la gente puede ser tan diferente, la una de la otra. Y todo el mundo, diferente de Gaby. No alcanzaba a encontrar la vía que la conectaba con los demás. Y hacía calor. Y el trabajo, tan aburrido. Salió a la calle.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Estaba en la calle. Hacía calor. Tanto calor. El sol relumbraba y las cosas eran de color blanco. No había sombra, porque era mediodía. Caminaba por la calle peatonal. Los hombres llevaban gafas oscuras. Las mujeres desnudaban sus hombros, ofreciendo su carne al sol. No había niños. ¿Dónde están los niños en esta ciudad? Los niños están prohibidos. Acababa de entenderlo.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Seguía caminando por la calle peatonal, mirando aquí y allá. Un escaparate. Otro. Una chica guapa. Un hombre interesante. Un viejo… Gaby quería conectar con ellos. Pero el puente… no había puente. Dobló a la derecha. En la calle transversal se proyectaban algunas sombras. Terrazas abiertas. Gente tomando bebidas, combatiendo el calor. Continuó su marcha. ¿Por qué caminaba? Sudaba. Hacía mucho calor. ¿Adónde iba? A ninguna parte. Sólo huía de la oficina hirviente. No llegaría a ningún sitio, porque no iba a ninguna parte.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Giró de nuevo a la izquierda. El sol daba otra vez de frente. El calor era intenso. Apenas si podía ver. Una sombra se le acercaba. Parecía vacilar al caminar. Hacía eses. Eso era. Se acercaba, tambaleante. Pertenecía a un hombre mayor. Greñas canosas se levantaban de su cráneo curtido. Sus ojos. No miraban a nada, ni siquiera al suelo. Sus pies. Apenas si se levantaban de las baldosas y volvían a caer aleatoriamente. Avanzaba por pura probabilidad estadística. No era fácil predecir dónde estaría, al segundo siguiente. Pero ahora. Ahora estaba allí, frente a Gaby. Colisión inminente. Había que apartarse, pero adónde…</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">El viejo esquivó a Gaby, y siguió su… ¿camino? Gaby reemprendió su marcha sin rumbo. No había tanta diferencia, al fin y al cabo. Sin embargo, se habría cambiado por él. Avanzaba por la callejuela. Una segunda sombra se atravesó. Se agrandaba por momentos a contraluz del sol. ¡También! Vacilaba al caminar. Una vacilación firme, de todos modos. Era un borracho. Como el otro. Borracho, pero más joven. Se acercaba a Gaby. De nuevo había que apartarse. Pero, al final, no fue necesario.</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Al fondo de la callejuela sonaba música. Música corriente, éxitos de la radio. ¿De dónde salía ese sonido? Gaby siguió marchando, con el sol de frente. La música servía de guía. Sus oídos la conducían. La puerta estaba abierta. El interior estaba bañando en penumbra. La barra estaba sucia. Y los parroquianos, también. Botellas, vasos y ese olor…</span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"><o:p></o:p></span></span></p> <p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align:justify;line-height:150%"><span style="line-height:150%;font-family:Arial;"><o:p><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">“¿Dónde estoy?”</span></o:p></span></p> <span style="font-family:Arial;mso-fareast-Times New Roman"; mso-ansi-language:ES;mso-fareast-language:EN-US;mso-bidi-language:AR-SAfont-family:";"><span class="Apple-tab-span" style="white-space:pre"><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;"> </span></span><span class="Apple-style-span" style="font-size: medium;">Por las sonrisas de los presentes lo supo.</span></span>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-27824655060114481392009-05-30T11:19:00.001-07:002009-05-30T13:04:55.138-07:00PATANISMO<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEU017Ft6Le4RS65MOuUL0IvompOdv5WZJu5DXcG-ayeZviMXqwn9vEV08x3Q0RmhCB0lxEh_0TDKEwI50D5rukA43I3iIqdcp5rrinK2_1U0b6aSjghExQhGvzi6sZYRajaLEJh8TE8Ec/s1600-h/20090513141107789.jpg"><img style="float:left; margin:0 10px 10px 0;cursor:pointer; cursor:hand;width: 230px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEU017Ft6Le4RS65MOuUL0IvompOdv5WZJu5DXcG-ayeZviMXqwn9vEV08x3Q0RmhCB0lxEh_0TDKEwI50D5rukA43I3iIqdcp5rrinK2_1U0b6aSjghExQhGvzi6sZYRajaLEJh8TE8Ec/s320/20090513141107789.jpg" border="0" alt="" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5341710416687645794" /></a><br />Me acabo de inventar el término. Viene a significar "condición del patán". ¿Qué injusto, no? Cargar a la célebre tribu afgana de los <span class="Apple-style-span" style="font-style: italic;">pashtunes</span> con el terrible sambenito que supone la comparación con nuestros coaldeanos españoles. Y digo coaldeanos, porque ya, por fin, tras muchos años de duda, lo he entendido. Lo que caracteriza al español respecto al nacional de cualquier otro país es que es un aldeano universal. ¡Viva mi pueblo!<div><br /></div><div>Tenía un amigo llamado, por esas cosas de la vida y de los padres, Romualdo. Romualdo de segundo, porque de primero era José, Jose, Coque para los hermanos, parientes, amigos y próximos como yo.</div><div><br /></div><div>Este amigo solía decir, cuando estaba en confianza, que era el Presidente de Romualdonia, el metro cuadrado más importante del universo... Ahí tenéis, resumido genialmente en un chascarrillo, la esencia de lo español.</div><div><br /></div><div>Y ahora, vamos a lo sustantivo, a lo mollar de esta entrada. ¿Por qué me detengo en consideraciomes sobre las afrentas a que sometemos a tribus afganas o en recuerdos sobre chistes de amigos míos a los que hace décadas que no veo? Pues, porque ayer fui al teatro.</div><div><br /></div><div>"No es motivo suficiente" - me responderéis, quizá. "Quizá no - replicaría yo - pero ved!" ¿Qué habéis de ver? Lo siguiente:</div><div><br /></div><div>Ayer pasaban "Matrimonio de Boston" en un teatro local. Obra escrita por David Mamet y protagonizada por una actriz de bastante renombre en los últimos años, que casualmente es oriunda de esta ciudad de provincias desde la que escribo.</div><div><br /></div><div>El teatro, naturalmente, estaba a rebosar. El público ya estaba en éxtasis antes de que la obra comenzara. Cualquier gesto de la diva era inmediatamente coreado por salvas de carcajadas y brotares de aplauso. El público, prácticamente en estado de clímax desde el comienzo hasta el final de la obra, fue el principal espectáculo para mis miopes ojos, porque la obra, para mi gusto, se limitó a no estar mal, y la diva estuvo un tantico sobreactuada, también para mi gusto.</div><div><br /></div><div>A mitad de la función me sobrevino una de mis típicas crisis de sueño. Cuando la obra no me atrapa, el cansancio puede más y me duermo, aunque, os lo juro, lucho denodadamente para mantener la compostura en el teatro. No quedan bien las bocas abiertas ni las babas rebosantes, y yo soy un cuidador escrupuloso mi apariencia exterior. Además, un teatro es, por definición, un espacio archirrepleto de mujeres, y a mí las mujeres, bien que a menudo sólo en algunas de sus partes, me resultan fascinadoras. No quiero desmerecer ante los ojos de las legiones de féminas que atestan estos locales.</div><div><br /></div><div>Otras veces, sin embargo, la obra no me atrapa, pero sí el enfado gigantesco que me inunda ante la zafiedad, la baja calidad, la vanidad o la estulticia de lo que se representa (o del público, a mí me cabrea potencialmente todo).</div><div><br /></div><div>Pero ayer la cosa no llegó a tales extremos. Simplemente, hubo un momento en que perdí el mediano interés que tenía en lo que se representaba en el escenario, y dirigí entonces mi soñolienta mirada al techo, a mis vecinos, a mi móvil... todo ello sazonado con episodios tipo "cabezadas", que junto con el bostezo son la señal más obvia de aburrimiento que se puede transmitir en derredor.</div><div><br /></div><div>Por pura curiosidad, decidí mantenerme en mi asiento hasta que la función terminara. El público emitió una especie de rugido acompañado de una frenética rapsodia de aplausos, y parecía que la onda expansiva debía tirar atrás a las actrices (no había actores varones en la obra, pero no hay que preocuparse, no hay discriminación en este caso, simplemente porque la obra carece de personajes masculinos, supongo que por eso mismo me aburrió tanto) pero no lo hizo. Al contrario, se retiraron protocolariamente y volvieron a salir una vez más. Tras de ello, se echó el telón y la gente, que segundos antes parecía dispuesta a batir los records mundiales de duración de las ovaciones alcanzados por los partidos comunistas chino o búlgaro, empezó a disolverse con una rapidez y eficacia que me dejaron aún más asombrado que todo el supuesto fervor manifestado hasta aquel mismo instante. ¿No era fervor, entonces?</div><div><br /></div><div>No, claro que no. Es sólo otra de las formas en que se manifiesta en nuestro país la tiranía de los espíritus a que estamos sujetos. Al actor local hay que adorarlo con furia. Es obligatorio. Luego, no es algo que se sienta de verdad.</div><div><br /></div><div>Patanismo.</div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-2665311903437571333.post-5419850941908766172009-05-30T04:11:00.000-07:002009-05-30T04:39:44.568-07:00ECLIPSESLa vida no está hecha de días iguales los unos a los otros ni todos entre sí. La vida está hecha de altos y bajos, de montes y valles, de caídas y levantares, de eclipses y amaneceres.<div><br /></div><div>El autor de este blog se ha eclipsado una temporada. Se trataba de una desaparición necesaria para el restablecimiento de un cierto decoroso equilibrio intelectual y emocional, que estaba en riesgo de perderse en el tiempo en que aquella desaparición tuvo lugar.</div><div><br /></div><div>Ha llegado la hora de asomarse de nuevo por esta ventana de internet. A los que esperaban más y quedaron decepcionados, las más humildes excusas. A los que se alegraron del eclipse, una sonrisa irónica.</div><div><br /></div><div>No caben promesas dignas de crédito donde no hay más que inconstancia. Pero no hay inconstancia tan poderosa que no pueda ser derrotada, aunque sea un ratito.</div><div><br /></div><div>Decíamos ayer...</div>FESADIhttp://www.blogger.com/profile/04501718253837879799noreply@blogger.com